Seguro que has oído hablar de la inteligencia emocional, ¿Quién no? Pese a esto, ¿realmente sabes qué es?
Es uno de los muchos términos de moda, junto con otros como la resiliencia o empatía, los cuales están estrechamente relacionados con la inteligencia emocional (IE). Empecemos aclarando el concepto de “IE”.
Se trata sencillamente de la capacidad de una persona para gestionar correctamente sus emociones. Cuando se trata de sus propias emociones y cómo estas le afectan a sí mismo hablamos de inteligencia intrapersonal. Si nos centramos en cómo gestiona sus emociones con los demás, se trataría de inteligencia emocional interpersonal.
Seguro que también has oído esa frase de “no traigas tus problemas al trabajo” o “en el trabajo tienes que cambiar el chip”. Todavía existen compañías, jefes, o incluso compañeros que siguen y confían (erróneamente) en estas afirmaciones.
Por mucho que queramos a veces, las personas no somos máquinas, y apagar o encender nuestras preocupaciones, miedos, enfados o frustraciones al cruzar el umbral del lugar de trabajo no es posible por mucho que queramos.
Hoy quiero hablarte sobre por qué esto es un error, y darte 3 claves para mejorar tu IE a nivel general, y en el ámbito laboral más concretamente.
Las tres claves para mejorar tu inteligencia emocional son las siguientes:
- Toma conciencia:
“Quien conoce a los otros es sabio. Quien se conoce a sí mismo es iluminado” Lao Tsé
Seguro que cuando llega el invierno y notas ciertos síntomas como cansancio, dolor de cabeza leve o malestar, sabes perfectamente que estas a punto de caer enfermo por un resfriado. Con tus emociones debe ser lo mismo, cuando sientas esa ira que sube por tu estómago antes de gritar, decir algo inapropiado, o algo incluso que se te llenen los ojos de lágrimas, toma conciencia de lo que te está pasando para poder gestionarlo de la mejor manera posible.
- Empatía:
“Cuando la gente hable, escucha completamente. La mayoría de la gente nunca escucha.” Ernest Hemingway.
Cuando uno toma conciencia de sí mismo, le resulta más fácil ponerse en los zapatos de los demás. A veces tomamos de forma personal ciertas formas de actuar de los demás creando situaciones inexistentes, en lugar de eso toma distancia y analiza sin juzgar.
Esto no significa que aceptes todo, solo procura tener una visión global de las situaciones y ser más humano antes de actuar. Y, ojo, no te contagies de sus emociones.
- Autocontrol:
“Procura que tus palabras sean dulces y suaves por si algún día tienes que tragártelas.”
Muchas veces no es lo que decimos, sino cómo lo decimos. Mi madre siempre me ha dicho que uno puede decir casi cualquier cosa, si lo dice con educación. Yo añadiría -y con el tono oportuno- y si le añadimos en el momento oportuno, tendremos la receta de la Coca-Cola.
Si no te sientes motivado, si quieres pedir un cambio, un ascenso, o cualquier otro asunto que por dentro te mantiene intranquilo, no lo reprimas, pero controla cómo lo dices, elige las palabras adecuadas, y busca el momento idóneo, ya que, en definitiva, todo consiste en ser capaz de reconocer y controlar tus emociones, así como las de los que te rodean. Aunque parezcan obvias, estas competencias no las practica todo el mundo y aunque después de leer esto no nos sintamos más inteligentes, decirte que la teoría es solo la mitad del camino. ¡Ahora te toca ponerlo en práctica!
VdC