Lo que necesitas saber antes de hacer una evaluación de cultura

¿Alguna vez te has planteado si conoces realmente la cultura de tu organización? ¿Crees que es lo suficientemente potente, para conseguir los resultados deseados? ¿O por el contrario te encuentras en el día a día con incoherencias que hacen que no se consigan los objetivos?

Pues si lo que necesitas es conocer a fondo tu organización y la cultura organizativa real que tenéis en ella, sería interesante llevar a cabo una evaluación de cultura, y lo primero que tienes que tener en cuenta si quieres realizar dicha evaluación es pensar en ella como un iceberg, en el que la mayor parte de la cultura se encuentra escondida, es decir, sería la parte sumergida en el agua, la que es “invisible”, y que son todos aquellos valores, normas y supuestos que no se expresan de manera verbal. Y todo aquello que queda en la superficie sería la parte “visible” de la cultura; los artefactos, las acciones de las personas, el uso de lenguaje, etc…

Cultura-iceberg

En Martin Brainon, entendemos la cultura como algo inherente a todos los aspectos de la organización, que afecta a todas las variables de la organización y, evidentemente, todas estas variables también afectan a la cultura.

Por eso también debemos tener en cuenta que, aquellos factores que influyen en los resultados de la organización, será donde tenemos que poner el foco para la evaluación de cultura. Estos factores son lo que separan la cultura real, es decir, la cultura que tiene la organización en ese momento, de su cultura ideal, que quieren alcanzar. Y, además, son las principales palancas para que se produzca el cambio.

Por tanto una buena evaluación de cultura tendrá que focalizar sus esfuerzos en evaluar todos aquellos factores organizativos que hacen que exista esa brecha entre la cultura real y la cultura ideal, para tratar de identificar las buenas prácticas y favorezca la comprensión de los elementos que influyen en la consecución de sus resultados, para llevar a cabo los cambios necesarios y conseguir que esa brecha se minimice, incluso que llegue a ser inexistente. Será en este momento cuando hayamos conseguido que la cultura ideal sea una realidad para la organización.

Para hacer esto, habría que llevar a cabo dos fases fundamentales antes de empezar a trabajar en ello. Lo primero sería realizar una planificación de la evaluación, importante para definir junto con el personal de la organización, lo que es para ellos cultura organizativa, así como los elementos clave que servirán como indicadores en la evaluación. También es importante preparar a la organización para el proceso que se va a llevar a cabo para evitar al máximo el rechazo que pueda surgir el hecho de tener personas ajenas a la organización supervisando su día a día.

Por otro lado es importante hacer un buen análisis funcional, mediante el cual se conoce detalladamente la organización, cómo funciona, cuál es el organigrama, qué documentos utilizan, etc…de este modo se puede dimensionar tanto la muestra, como los puestos que se estudiarán, así como las técnicas a emplear en la evaluación.

Será entonces, cuando tengamos toda esta información y no antes, que estaremos preparados para empezar a recoger los datos de nuestra evaluación. Es importante realizar estas dos fases con mimo y detalle ya que nos dará mucha información útil para poder poner el foco en lo que queremos evaluar y establecer así los objetivos más adecuadamente.

Así que ya sabes por dónde empezar si estás interesado en conocer en profundidad la cultura de tu organización.

¿Te animas a darte un paseo por la realidad de tu empresa?

L.A.