El pasado lunes día 14 de octubre se celebró el Día Internacional de la Donación de Órganos, Tejidos y Trasplantes. ¿Sabéis que este día fue creado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para incentivar y hacer entender a las personas que es necesario donar para salvar vidas?
En la actualidad podemos encontrar campañas de concienciación sobre este tema. Pero la gente sigue con el miedo de lo que puede suceder en la donación y tras ella. Cuando tomas una decisión a la hora de donar tu cerebro puede jugarte una mala pasada y crearte un miedo que realmente no debería de existir.
Me gustaría comenzar mi historia un 18 de octubre de 2011. Mi memoria solo me permite esa llegada al Hospital Universitario La Paz. En ese momento volvieron a rondar, por mi cabeza, esas típicas preguntas… ¿Me pasará algo en la operación? ¿Estoy preparado para lo que viene después? ¿Cómo será mi vida a partir de ahora?
Para conseguir fortalecer mi mente y obtener el mayor beneficio ante esta nueva situación, estuve tres meses, antes de la operación, trabajando con profesionales para así gestionar mejor las situaciones de incertidumbre.
Tras pasar la operación, me di cuenta de que hay muy pocos héroes en este mundo y uno de ellos era mi madre. Esa persona tan especial que es capaz de quitarse un órgano para ayudar a su hijo. Ella ha hecho todo lo necesario para que yo esté ahora sano.
Mi madre para ser donante también tuvo que prepararse. Previamente estuvo informándose sobre el tema, además tuvo una conversación con una donante para así concienciarse y conocer lo que podía suceder en el futuro.

Habiendo pasado todo llegué a la conclusión que una preparación previa y vivir las situaciones con una sonrisa hacen que la experiencia sea más amena.
Hay numerosos estudios que demuestran que una persona con tendencia al optimismo y a la esperanza acaban por curarse antes que el resto de las personas.
Uno de estos estudios se plasmó en un libro llamado Curación cuántica: las fronteras de la medicina mente-cuerpo. Habla sobre la relación de la positividad de los pensamientos y la esperanza con la curación de las enfermedades más duras del mundo actual.
En este libro el célebre neuroendocrinólogo y médico indio Deepak Chopra dice que “En los años que llevo ejerciendo, he conocido a diversos enfermos de cáncer que se han recuperado por completo tras un diagnóstico terminal, personas que a priori tenían unos pocos meses de vida por delante”.
El Dr. Chopra añade que «no creo que fueran casos milagrosos; a mi entender, estos fenómenos demuestran que la mente puede ir más allá, más hondo y cambiar los esquemas fundamentales que diseñan el cuerpo”.
Chopra es un médico que ha dedicado una buena parte de sus años profesionales a investigar hasta dónde pueden incidir las emociones y las actitudes del paciente a la hora de la curación en cualquier tipo de enfermedad, incluidas algunas realmente graves, como el cáncer.
Os animo a todos a donar y ayudar a las personas y a ser optimista.
P.M