SENSACIÓN DE SEGURIDAD
Todos los días nos enfrentamos a situaciones cotidianas que suponen un riesgo bajo, moderado o alto. Estas acciones dependiendo de la cantidad de veces que las realizamos y de la experiencia previa de accidentes, se pueden transformar en fobias o una acción sin más importancia.
Otro punto importante que aporta sensación de seguridad es el control, cuanto más control tenemos sobre las acciones en las que nos vemos involucrados más sensación de seguridad tenemos.
Por ejemplo, en una cocina manejamos utensilios que teóricamente deberían suponernos, al menos, un riesgo ligero al hacer uso de ellos. Acciones tan cotidianas como cortar una cebolla, pelar una patata o abrir una sandía se llevan a cabo con cuchillos, y un error en cualquiera de estas acciones pude suponer un corte que es cuanto menos aparatoso.
Por otro lado, tanto el horno o los fuegos de la cocina (ya sea placa o fuego clásico) aparte del riesgo de quemadura por una mala manipulación, podemos incluso provocar un incendio en caso de olvidarlo encendido.
Pero, ¿por qué entonces esta sensación de seguridad?
Esta sensación de seguridad se debe a que al tener que cocinar prácticamente de forma diaria, es una acción cotidiana, y al hecho de que los accidentes son poco asiduos.
Al igual que conducir, lo cual conlleva un riesgo muy alto (es una de las principales causas de muerte en los países desarrollados) pero normalmente cuando conducimos, incluso a velocidades altas, no tenemos sensación de estar en peligro.
Esto cambia cuando no tenemos el control o la confianza en el conductor que podemos tener en nuestros padres por ejemplo. La fobia a volar en avión es justificable desde el punto de vista en el que un error suele suponer una catástrofe de la que suelen salir pocos supervivientes.
Pero, si comparamos las estadísticas, deberíamos tener mucho más respeto a conducir que a volar. La falta de control en un vuelo es lo que lleva a esta incongruencia de fobias, cuando volamos no hemos tenido nada que ver en la preparación de ese avión para el vuelo, ni en la formación de los pilotos, ni siquiera en el manejo o en el estado en el que lo están haciendo.
Además de no ser una acción cotidiana, no contamos con el control que tenemos en una cocina o conduciendo, lo que hace que nuestra sensación de seguridad se vea reducida.
En definitiva, teniendo en cuenta que cada individuo tiene unos parámetros de riesgo-seguridad distintos, la sensación de seguridad se obtiene con la conjunción de varios parámetros de entre los que destacan la experiencia previa, el número de veces que hemos realizado la acción y el control de la acción, que está relacionado directamente con la confianza.
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[…] Fuente: Martín Brainon […]