Percepción del riesgo: Mirar hacia atrás también nos hace avanzar

¿Sueles dedicar un espacio del día para reflexionar sobre lo que te ha ocurrido? ¿Qué tal manejas la introspección?

En un mundo de constante estimulación exterior, cada vez se hace más difícil distinguir entre lo que está bien y lo que está mal, lo correcto y lo incorrecto o lo seguro frente a lo inseguro. Por ello, resulta imprescindible contar con una capacidad autocrítica que nos permita progresar a la hora de percibir los riesgos.

percepción del riesgo

¿Cuántas veces has oído a lo largo de tu vida: “de los errores también se aprende”? Y es que, aunque parezca algo básico, no todo el mundo analiza las causas ni extrae las lecciones aprendidas de lo que llamamos ‘error’.

En nuestra vida privada y también en el trabajo, solemos ponernos el listón muy alto. En este sentido, se podría decir que planificamos objetivos ambiciosos, pero ¿tenemos realmente en cuenta el riesgo?

La percepción del riesgo implica activar todos los recursos atencionales para detectar las posibles variables que pueden afectar a la consecución de nuestros objetivos, tanto personales como profesionales. Sin embargo, a veces los riesgos objetivos y subjetivos no son equivalentes, y la percepción del riesgo no es la adecuada para tomar las mejores decisiones.

En esos casos, lo más sabio es afrontar y asumir la realidad, con el objetivo de aprender lo antes posible qué debemos tener en cuenta para la próxima vez. Resulta fundamental recordar todos los errores que hemos cometido en el pasado para agradecer las lecciones aprendidas y poder mirar al futuro con serenidad y confianza.

Todos nuestros sentidos están enfocados a la percepción del riesgo, los cuales, evolutivamente nos han garantizado la supervivencia como especie. Cualquier estímulo que consideremos peligroso o dañino para nuestro bienestar, ya sea un coche aproximándose hacia nosotros o una mancha en la camisa, hace activar todos nuestros recursos cognitivos y atencionales para tratar de evaluar la relevancia de ese estímulo.

Desde el enfoque de la mejora contínua y la resiliencia, debemos confiar en nuestra capacidad para superar las situaciones que nos plantea la vida y fortalecernos frente adversidad. Si eres aficionado al gimnasio o al deporte en general, habrás notado en tus entrenamientos que hace un mes, ejercicios que suponían un colapso en tus músculos, hoy en día, eres capaz de afrontar esa fatiga muscular.

El cuerpo humano, de manera natural, está diseñado para superar los problemas del entorno y de esta manera afrontar futuros riesgos de una forma eficaz.

¿Te animas a aplicar la percepción del riesgo en tu vida?

U.M.