¿Cómo responde nuestro cerebro ante los sonidos? “ El Oído ”

sonidos y musica

Los sonidos forman parte de nuestra vida, desde el sonido del despertador, el aire golpeando la ventana, el del tráfico de la ciudad… en definitiva el sonido de todas y cada una de las cosas que nos rodean ¿Has llegado a pensar cómo influyen los sonidos en nosotros a lo largo del día?

Hay sonidos que nos desagradan, hay sonidos que nos divierten, sonidos que nos emocionan, pero ¿Y el sonido del silencio? En efecto, este también produce un estímulo en nosotros.

Expliquemos este fenómeno desde una visión neurocientífica. Son muchos los mecanismos neuronales que entran en funcionamiento cuando detectamos un sonido, pero no siempre se produce de la misma manera, ya que las vibraciones de cada uno hacen que nuestra respuesta varíe.

Resulta más sencillo de explicar desde el punto de vista de la música, el arte de los sonidos. Existen pocas cosas en la vida que nos estimulen más que la música, ya que con ella se libera dopamina, produciendo una sensación equiparable a la que experimentamos con la comida, el sexo o las drogas.

Debo reconocer que soy de esas personas que escuchan música durante todo el día; lo primero que hago al despertarme, mientras preparo el desayuno es reproducir esa canción que me obsesiona, porque sí, soy de las que escuchan una canción día y noche hasta que acaban hartas de ella y, poco a poco, dejo que las sugerencias de Youtube hagan el resto.

La música tiene el poder de cambiar tus emociones, tu estado de ánimo incluso tus pensamientos y opiniones ¿Se puede considerar un arma? llamémoslo herramienta.

Nos lleva y nos trae a su antojo, debilitándonos física y mentalmente, pero también nos dota de fuerzas y energías a la hora de hacer deporte, haciéndonos sentir más poderosos que el mismísimo Rocky Balboa.

Estos estímulos llegan al sistema límbico, en concreto, al circuito cerebral subcortical, donde aparecen las respuestas fisiológicas a las emociones. Existe un solapamiento del núcleo caudado, accumbens y el área prefrontal que activa un mismo sistema.

La respuesta de nuestro cerebro a la música, se centra en las áreas de control y movimiento, se puede decir que abarca sistemas cerebrales utilizados para otros fines como el lenguaje o las emociones.

Los sonidos a través del oído atraviesan el tronco cerebral, llegando a la corteza auditiva primaria, de ahí se distribuirán a redes cerebrales de percepción musical, donde se identifican melodías ya escuchadas anteriormente; se puede equiparar a una base de datos melódica.

Pero no nos olvidemos de los sonidos cuya respuesta cerebral es negativa, considerada una señal de auxilio que empieza en la amígdala y llega a la corteza auditiva.

Está demostrado que los sonidos desagradables, desencadenan trastornos emocionales, incluso migrañas. Entre los sonidos peor considerados, encontramos, la fricción de un cuchillo contra un cristal, las arcadas de una persona mientras vomita o la fricción de dos corchos de poliestireno. Estos ruidos son la herramienta perfecta para crear un ambiente hostil en el entorno laboral recreando situaciones en las que el trabajador se sienta incómodo, con el fin de contribuir a su mejora.

Por eso nos encontramos ante una nueva herramienta de comunicación arraigada a las emociones, un sentimiento que experimentamos nosotros y los que están a nuestro alrededor. Una actividad simultánea que genera notables efectos para facilitar el diálogo y entendimiento, podemos considerar la música como un mediador emocional.

Un paso más allá, encontramos las propiedades curativas de la música, la musicoterapia, donde se busca la creación de nuevas conexiones neuronales, compensando deficiencias en ciertas partes del cerebro. La distribución de sustancias químicas en nuestro cerebro induce a diferentes estados de ánimo, incluso excitación, lo que ayuda notablemente a la rehabilitación de estas zonas.

Lo que quiero mostrar, es la infinidad de maneras para mejorar la comunicación, ya sea personal o interpersonal, que existen. Nuestro cerebro nos mueve e impulsa a pensar, decidir y actuar de cierta manera en función de los estímulos que recibe y su consiguiente reacción, por eso, debemos aprovechar este conocimiento de base científica para mejorar e innovar en lo que a técnicas empresariales se refiere.

A.E

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