Gestión de emociones y percepción del riesgo

Gestión de emociones y percepción del riesgo:

Miré al cielo, y sentí como el sol cubría todo aquel maravilloso valle de luz. Nunca había sentido esa sensación de flotar en aguas bravas, y me imaginé siendo un garbanzo dentro de un caldero dando botes de un lado al otro.

Rafting, ya solo la palabra, me dio un subidón de adrenalina cuando aquel verano en Costa Rica me ofrecieron la posibilidad de practicarlo. Pero cuando me dijeron que descendería el rio Toro, ya fue un ¡no va más! Me visualicé en la balsa, descendiendo el río a toda velocidad, dando saltos, dándome el agua fresquita, que seguro iba a agradecer con ese calor sofocante, y estaba maravillada, expectante, ¡feliz!

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Ni por un solo segundo, mi cerebro se paró a pensar, por lo menos de forma consciente, en qué riesgos correría, no recuerdo ni una sola pregunta relacionada con la seguridad de la actividad, la intensidad de las emociones que sentía no me lo permitía.

¿Cómo iba a preguntarme cuál era mi nivel de percepción del riesgo? ¿Gestionar mis emociones? ¡Qué va!, yo solo quería coger mi remo, mi chaleco y subirme cuanto antes.

Es curioso la cantidad de riesgos a los que nos exponemos y no nos paramos en ellos, a consecuencia de nuestro nivel de activación emocional, o ausencia de gestión de las emociones. En aquel momento, mi cerebro, era incapaz de percibir aquello como riesgo, porque aunque lo veía como un suceso futuro con altas probabilidades de realizarse, no lo identificaba como algo que no me fuera a gustar, por lo tanto no lo percibí como riesgo y tomé la decisión de exponerme a él.

Los segundos que tardé en decidir si haría rafting, se vieron profundamente influenciados por mi nivel de percepción del riesgo y éste a su vez por mi nivel de activación emocional.

Cuando hablamos de riesgo subjetivo, para que podamos percibir un riesgo, previamente tiene que llamar nuestra atención, de lo contrario, no podremos valorarlo de forma adecuada y mucho menos evitarlo. De no realizar una buena gestión emocional, la intensidad de las emociones acaparará toda nuestra atención, dejando nuestro “visor” de percepción del riesgo mermado.

Sé consciente de cómo gestionas tus emociones, puede que algún día te salven de un buen chapuzón.

AE

This Post Has One Comment

  1. […] La percepción del riesgo implica que se activan todos los recursos atencionales para detectar las posibles variables que pueden afectar a la consecución de nuestros objetivos, tanto personales como profesionales. Sin embargo, a veces los riesgos objetivos y subjetivos no son equivalentes, y la percepción del riesgo no es la adecuada para tomar las mejores decisiones. […]

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